VIVIMOS UN MOMENTO HISTÓRICO EN LA LUCHA CONTRA EL BULLYING

Puede sonar paradójico el título tan optimista con el que he decidido encabezar este artículo en momentos en que, más que nunca, vemos constantemente en los medios de comunicación noticias sobre nuevos casos de acoso escolar o bullying. A continuación intentaré desgranar algunas de las razones que me llevan a esta afirmación, aunque ya adelanto que ello no implica en ningún caso bajar la guardia, más bien lo contrario.

Puede sonar paradójico el título tan optimista con el que he decidido encabezar este artículo en momentos en que, más que nunca, vemos constantemente en los medios de comunicación noticias sobre nuevos casos de acoso escolar o bullying. A continuación intentaré desgranar algunas de las razones que me llevan a esta afirmación, aunque ya adelanto que ello no implica en ningún caso bajar la guardia, más bien lo contrario.

1. El acoso escolar está dejando de ser un tema tabú. Durante décadas, el acoso ha sido considerado una problemática «que ha existido siempre» o que era «cosa de niños», y que además se ocultaba sistemáticamente. Afortunadamente, algunos informes, entre los que quiero destacar El Informe Cisneros X, Oñate y Piñuel, 2007, Yo a eso no juego. Save the Children, 2016, El bienestar de los estudiantes. Resultados Pisa 2015, OCDE, 2017 o School violence and bullying, UNESCO, 2017 han puesto encima de la mesa unas cifras que no pueden dejar a nadie indiferente. En paralelo, en prensa escrita y digital, radio e incluso televisión, con programas específicos conducidos por personajes populares, el bullying se ha convertido en una temática habitual. En todo caso, aquí sí que quiero alertar ante la posibilidad de irnos al otro extremo y llegar a la banalización o frivolidad, que es lo peor que nos podría suceder.

2. Existen múltiples iniciativas en marcha para hacer frente al acoso escolar. Empresas, fundaciones, asociaciones, expertos. Internacionales y locales. Con fundamentos pedagógicos, psicológicos y/o sociológicos. De todo tipo. Y a todos con los que hemos tenido el honor de hablar, y en muchos casos colaborar, les une una característica envidiable y poderosísima: la ilusión. No sólo son expertos en la materia, sino que, como se dice en términos futbolísticos, sienten los colores y sudan la camiseta. Para ellos no es un trabajo más, saben que ayudan a nuestros adolescentes y que por tanto ayudan a la sociedad en general. En todo caso, sí que existe un riesgo de atomización y dispersión, pero ya se están empezando a producir colaboraciones fructíferas y estamos encantados de participar en algunas de ellas.

3. Las administraciones están tomando cartas en el asunto. Podemos por fin ver iniciativas muy interesantes que direccionan tanto la prevención como la detección y la intervención. Administraciones con iniciativas que engloban a toda la comunidad escolar y que se incluyen dentro de un marco más global de convivencia. Pasos adelante concretos. Lamentablemente no todas lo están haciendo con el mismo grado de eficiencia, pero confío que en los próximos meses se produzca una especie de efecto dominó y veamos avances más globales.

4. La posición de los Centros Educativos está evolucionando positivamente. Puedo dar fe que cada vez escucho menos en boca de responsables de Centros Educativos frases como «en nuestro Centro no tenemos acoso, estamos muy cerca de nuestros alumnos y por tanto es imposible que ocurra» o «jamás hemos tenido ningún caso y, por supuesto, no lo tenemos ahora». Si lo decían para dar una «buena imagen comercial de centro», mal; si lo decían por ignorancia, peor. En todo caso, constato que los centros también cada vez están más dispuestos a hablar abiertamente de esta problemática y que, o ya están tomando medidas, o están en proceso de hacerlo. En todo caso, sí que quiero mostrar mi agradecimiento a la labor que llevan a cabo los mediadores y/o psicopedagogos de estos Centros.

5. Existe B-resol. Pues sí, rotundamente. Cuántas veces conversando con quien fue víctima de bullying he escuchado la frase: «¡Ojalá hubiese tenido acceso a B-resol cuando sufrí acoso!». «O lo hubiesen tenido tus compañeros, tus amigos, ¡para ser ellos quienes alertasen!», añado yo. Pero B-resol, la solución que vía app y web da voz al adolescente víctima de un conflicto, o a un observador del mismo, no hubiese tenido sentido hace unos años. Lo tiene ahora, plenamente, en el año 2017, cuando un 98% de los alumnos que empiezan la ESO ya disponen de smartphone. Pensemos en la paradoja de que si bien un mal uso de las tecnologías móviles nos ha traído algo tan peligroso como el ciberbullying, un buen uso de las mismas con B-resolpermite no sólo luchar eficientemente contra la nueva plaga, sino también contra la lacra histórica del bullying en general.En este 2017, además del gran crecimiento en usuarios, para B-resol ha sido un auténtico honor obtener el sello de Empresa Social por la Fundación Ship2B, participar en el 1er Congreso #contraelbullying en Barcelona en abril y formar parte de la mesa redonda «Aplicaciones para cambiar el mundo», en el Google Campus de Madrid, en mayo.

Y en este momento que califico de histórico por la confluencia de los puntos anteriores, aprovecho la oportunidad que me concede Educaweb para compartir en primicia que, además de grandes mejoras en usabilidad para los adolescentes, una de las principales novedades de la versión B-resol para el curso 2017-18 será la nueva web de control a la que tendrá acceso cada centro escolar. De uso muy intuitivo, permitirá documentar las gestiones llevadas a cabo ante cada incidente y, por tanto, facilitará enormemente el cumplimiento normativo o Compliance, por no hablar de las estadísticas que se podrán generar con el fin de establecer nuevas políticas preventivas.

No bajemos la guardia. Colaboremos. Cada acción de acoso evitada es un gran triunfo. No sólo las víctimas, todos salimos ganando.

(Extracto del artículo incluido en el Monográfico 2017 sobre el acoso escolar de educaweb)

Josep Figols Marín 
CEO B-resol